Idioma original: Inglés
Título original: Amsterdam
Páginas: 198
Editorial: Anagrama
Año de edición: 1999
Valoración: Prescindible
No me ha gustado este libro, es más, me ha aburrido y eso que apenas llega a las 200 páginas. Creo que Ian McEwan no es un mal escritor (excesivamente florido para mi gusto) pero este libro no da el nivel.
De entrada, la historia no está mal. Al funeral de una mujer acuden 3 antiguos amantes junto con su marido, un malhumorado multimillonario. Los amantes por su parte son un ministro ultraconservador británico aspirante a primer ministro, un afanado compositor y el director de un prestigioso periódico.
Con este inicio uno espera sobre todo conocer en profundidad la personalidad de la fallecida para haber unido a tan dispar gama de amantes, pero nada de eso. De Molly, la difunta, poco más que brochazos gordos, y del resto, unidos por odios viscerales, amistades profundas o intereses coyunturales, tampoco hay mucho más. El libro versa sobre la aparición de unas fotos de índole sexual de uno de ellos y las reacciones de los demás, que, aun siendo un tema potente, queda en absolutamente nada.
El libro es muy corto, apenas 200 páginas y aun así se hace pesado. Las partes dedicadas al proceso de composición de una sinfonía por parte de Clive, el compositor, son un soberano coñazo y quizás las que más potencial tenían que eran las de Vernon, el periodista, y la ética o ausencia de ella, que impera en la profesión, creo que no está del todo explotada, recurriendo a lugares comunes ya conocidos, como en este caso la miseria moral y patético ego de los directores de un periódico.
El desenlace además también me ha parecido ridículo. En definitiva, un libro fallido, que no explota el potencial de la historia, y a pesar de estar bien escrito, no lo recomiendo como lectura, al no aportar nada.
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